top of page

HOGAR DULCE AHOGAR

Me pregunto cómo algo puede penetrar una idea que se calcifica en tantos años.

Si es el golpe seco de una maza, un pequeño filo o es una gota que cala la piedra.

 

Hoy no sé cómo se lo explicaría. Podría decirle que si hace todos los días la misma rutina y reacciona ante las mismas cosas de una misma manera ella es como la máquina que usa para planchar o como el TV que mira incansablemente.

 

Y una máquina será siempre una máquina. Será usada por la vida para el uso que quiera darle. Y que por el tiempo, esa máquina, no podrá ofrecer más resistencia al desgaste y ya no podrá ser reparada.

 

Le contaría que, para que funcione como se espera, la máquina se programa por otros. En mayor parte por sus creadores para cumplir una función determinada.

 

Que si es adulta y es responsable puede elegir, que tiene todo el derecho de no ser esto y que puede hacerlo en este instante.

 

Cuando una máquina conoce quién es, fuera del cómo la han configurado, ha dejado finalmente de ser una máquina.

Cuando uno re-conoce a quién le dio el poder para que lo manipule puede elegir moverse y entregarse a una nueva influencia.

 

Felipe Reynoso, 2015.

 

 

bottom of page